FSC-CCOO Euskadi | 21 noviembre 2024.

Menos educación en igualdad significa más violencia hacia las jóvenes

    El pasado martes día 5 de mayo, el INE publicaba la Estadística de violencia doméstica y de género del año 2014, y de toda la información que aportaba, dos conclusiones: la violencia de género, lejos de disminuir, va en aumento. El mayor crecimiento se dio entre menores de 18 años

    12/05/2015.



    Esta semana conocemos otra dimensión estremecedora que añade aún más preocupación a la insoportable persistencia de la violencia contra las mujeres, que afecta a 2,5 millones de mujeres en España. El pasado martes el INE publicaba la Estadística de violencia doméstica y de género del año 2014, y de toda la información que aportaba, dos conclusiones: la violencia de género, lejos de disminuir, va en aumento. El mayor crecimiento se dio entre menores de 18 años. Además sabemos que 1 de cada 4 jóvenes de 16 a 19 años sufre violencia psicológica de control. Nuevas formas de violencia de género, como el ciberacoso, se propagan entre la gente más joven. Alarmante. Mientras, una reforma educativa retrógrada impide afrontar la prioridad educativa de establecer contenidos obligatorios de educación en igualdad y de impulsar una ética de la igualdad entre mujeres y hombres. Desde CCOO exigimos a quienes nos gobiernan ahora y a quienes nos van a gobernar a partir del 24 de mayo que conviertan la educación en igualdad entre mujeres y hombres en un principio vertebrador de la educación.
     
    La Estadística de violencia doméstica y de género del año 2014 publicada por el INE ratifica una realidad que constatamos cada día desde la cercanía con las mujeres que la sufren y con las organizaciones que trabajan para atenderlas y erradicarla: que es una violencia en aumento, en auge, y que de manera especial y muy preocupante, porque significa la comprobación empírica de que no se está trabajando para su prevención mediante la enseñanza, la violencia se expande entre la gente joven.
     
    El INE nos informa del número de víctimas de violencia de género con orden de protección o medidas cautelares inscritas en el Registro en 2014: 27.087 mujeres. La tasa de víctimas de violencia de género fue de 1,3 por cada 1.000 mujeres de 14 y más años. Por edad, casi la mitad de las víctimas de violencia de género (el 49,3%) tenían entre 25 y 39 años. Su edad fue de 36,4 años. Respecto al año anterior, el 2013, el mayor aumento del número de víctimas se ha dado entre las personas de 65 a 74 años y los menores de 18 años. La tasa de víctimas en relación con la población total de mujeres, alcanzó su máximo en el tramo de edad de 25 a 29 años (2,9 víctimas por cada 1.000 mujeres de 14 y más años). Por detrás se situó el intervalo entre 30 y 34 años (2,8 víctimas por cada 1.000 mujeres de 14 y más años) y el intervalo entre 20 y 24 años (2,7).
     
    A finales de marzo conocíamos también los resultados de la Macroencuesta violencia contra la mujer 2015 realizada por el gobierno y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 12,5% han sufrido violencia física y/o violencia sexual de sus parejas o exparejas en algún momento de su vida. Extrapolando el porcentaje a la población femenina de esa edad, se estima que hablamos de 2,5 millones de mujeres que sufren violencia de género. Además, el 10,3% ha sufrido violencia física. El 8,1% ha sufrido violencia sexual. El 25,4% han sufrido violencia psicológica y el 10,8% violencia económica.
     
    Las mujeres jóvenes de 16 a 24 años sufren violencia psicológica de control en mayor medida que el total de mujeres de cualquier edad. El 21,1% de estas mujeres la ha sufrido frente a la media del 9,6% de las mujeres. Entre las jóvenes de 16 a 19 años asciende al 25%. Es decir, 1 de cada 4.
     
    Otros datos aportados alertan de la extensión y tolerancia de esta violencia patriarcal entre la gente joven: las personas jóvenes (15 -29 años) son más tolerantes que el conjunto de la población con las conductas relativas a la violencia de control. Entre las conclusiones de otro estudio, por ejemplo, destacan que 1 de cada 3 jóvenes (el 33%) considera aceptable "controlar los horarios de la pareja", "impedir a la pareja que vea a su familia o amistades", ?no permitir que la pareja trabaje o estudie? o ?decirle las cosas que puede o no puede hacer?. O que, ante los casos de violencia de género, un 40% (prácticamente 1 de cada 2) tienden a exculpar al agresor al considerar que estos "suelen tener alguna enfermedad mental", mientras un 37% culpabiliza a la víctima, al señalar que la mujer consiente el maltrato. (1)
     
    Hay que afrontar también las nuevas formas en que se reproduce violencia de género entre adolecentes y gente joven, a partir de su uso preferencial por las redes sociales y las nuevas tecnologías digitales. Diferentes estudios alertan de la relevancia que están alcanzando, como manifestaciones de violencia de género entre la gente joven, las prácticas de ciberacoso: control abusivo hacia las chicas a través del móvil, de sus perfiles en las redes sociales, difundiendo imágenes privadas sin su consentimiento o vejatorias (sexting), amenazándolas, chantajeándolas, etc. (2)
     
    Sabemos lo que demanda el profesorado: por encima del 80% demandan recibir programas de formación en igualdad y en prevención de violencia, para poder trabajar en los centros escolares, junto con materiales adecuados, un desarrollo curricular que permita integrar e implementar estos contenidos y un apoyo de las autoridades educativas. La actual ley educativa, la ley Wert, la LOMCE, no camina en esta dirección, como hemos denunciado. (3)
     
    Debemos preguntarnos qué papel tiene la educación en la permanencia de creencias y actitudes retrógradas y machistas entre la gente más joven. Cómo educamos. Tanto la legislación (La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, principalmente) como las personas expertas, los organismos especializados, los agentes sociales, incluso el sentido común nos dicen que el papel de la educación es crucial para construir una nueva cultura de igualdad, para inculcar valores de convivencia y respeto y para impulsar una ética de la igualdad entre mujeres y hombres. Es imperativo para prevenir desde las aulas una violencia cuya causa directa es la persistencia de una mentalidad sexista basada en el dominio y la sumisión legitimadora de la desigualdad de género.
     
    Desde CCOO exigimos a quienes nos gobiernan ahora, y a quienes nos van a gobernar a partir del 24 de mayo que la educación en igualdad entre mujeres y hombres vertebre la educación. Que prioricen la educación en igualdad y la prevención de la violencia de género, que se fomenten el respeto a la diversidad, el respeto propio y respeto mutuo, la corresponsabilidad, la educación afectivo-sexual y la educación para la resolución pacífica de conflictos, en todos los tramos educativos, que intensifiquen la formación dirigida al profesorado, que articulen materiales didácticos apropiados y la programación de contenidos y actividades para el conjunto de la comunidad educativa en los centros escolares. En todos los centros escolares debe ser una prioridad.
     
    Desde CCOO pedimos la retirada de la LOMCE, una ley que supone un retroceso educativo, que fomenta la segregación educativa, que ha eliminado la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, una asignatura que garantizaba el acceso a todo el alumnado de un acercamiento crítico de estereotipos y roles de género, causantes de las discriminaciones por razón de género u orientación sexual. Es imperativo corregir este retroceso en política educativa. Porque estamos asistiendo a muchas señales de alarma entre nuestra juventud, la extensión de la violencia de género entre la gente más joven así lo confirma. Lo podemos decir más alto, pero no más claro: sin educación en igualdad no hay ni habrá igualdad. Lo que si hay y habrá es más discriminación y más violencia, lo estamos comprobando. Como sociedad tenemos que impedirlo. El 24 de mayo, en las convocatorias electorales, podemos actuar en consecuencia.